El tradicional sabor de Rosa Celina, deja un vacío en Mera

En nuestro recorrido por los caminos de la vida, visitamos el negocio de una de las personas que prácticamente pasaron a ser un ícono del sector, hablamos de Doña Rosa Celina Guano Dávila, propietaria de Picantería Lorena, ubicada a pocos pasos del parque central de Mera y que hace pocos días, partió en el camino al más allá, donde todos iremos. Razón por la que la recordamos con esta nota de su vida.

Doña Rosa, nació en la hermana provincia de Tungurahua, pero desde su infancia, a la edad de cinco años fue traída por sus padres al cantón Mera, en aquel entonces “solo había unas poquitas casas de madera, las calles eran solamente de arena, no había parque, no había nada” hasta la tradicional escuela Jacinto Dávila -donde se educó- era de madera, comentó.

Cuarenta y seis años trabajó en su picantería, cuyo nombre lo puso en honor a una de sus hijas que vive en Italia. Arrancó con el negocio a los 30 años de edad. Antes se dedicó al comercio de productos agrícolas a las ciudades de Tena, Misahuallí y otras. Pero se quedó con la venta de la riquísima fritada porque desde el inicio le dio buen resultado, por lo que decidió dedicarse por completo a esta actividad.

Hemos tenido la oportunidad de probar la fritada de Doña Rosa y su sabor era exquisito. Según nos hizo conocer en su momento, su sazón, es el resultado de un secreto familiar que lo heredó de su madre. Sus clientes y la comunidad en general, la echaremos de menos. Hasta pronto doña Rosita Celina.

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