Ecuador, inmerso en una de las peores crisis de seguridad de su historia, sirve como un llamado de atención para los países latinoamericanos, quienes enfrentan desafíos similares en la lucha contra el crimen organizado. A través de la experiencia ecuatoriana, se desprenden valiosas lecciones que merecen la atención de la región.
- Mayor (y Mejor) Presencia Estatal: La evolución negativa en Ecuador destaca la importancia de una presencia estatal efectiva en los territorios. La inversión en sectores clave como educación, empleo y salud es esencial para redefinir la percepción del Estado como un agente positivo. La invisibilidad o la presencia negativa del Estado alimenta el avance del crimen organizado, subrayando la necesidad de rediseñar sistemas para fortalecer la presencia estatal.
- Mejor Inversión en Sistemas Carcelarios: Las prisiones ecuatorianas han pasado de ser instrumentos de seguridad a convertirse en centros de comando para organizaciones criminales. La urgencia de invertir en sistemas carcelarios mejorados, con enfoque en recursos humanos capacitados y mecanismos de control efectivos, es evidente. La calidad de las prisiones es crucial; no se trata solo de infraestructura, sino de condiciones sanas que eviten convertirlas en fortalezas para el crimen.
- Control de la Corrupción: El crimen organizado prospera en la intersección entre agentes estatales, criminales y actores económicos. Ecuador enfrenta este desafío, evidenciado por la megaoperación Metástasis contra la corrupción y el narcotráfico. Es crucial que los países latinoamericanos establezcan mecanismos efectivos de supervisión para depurar sus fuerzas de seguridad y del Estado. La corrupción es una condicionante significativa en el crecimiento del crimen organizado y debe ser abordada con determinación.
- Fortalecimiento de las Policías: Históricamente, los gobiernos latinoamericanos han recurrido a los militares para enfrentar crisis de seguridad, evidenciando la percepción de debilidad en las fuerzas policiales. Es fundamental fortalecer y capacitar a la policía, sancionando rigurosamente la corrupción interna. La participación activa de la población civil también es esencial, evitando que el problema de seguridad quede exclusivamente en manos de militares y policías.
- No Menospreciar el Poder de las Pandillas Locales: Ecuador enfrenta la operación de más de 20 bandas criminales, calificadas como «organizaciones terroristas». Subestimar la capacidad de la delincuencia local puede otorgarles más poder y herramientas para crecer. La experiencia ecuatoriana advierte sobre la necesidad de tomar en serio a las pandillas locales, que, aunque consideradas inicialmente como simples, pueden transformarse en organizaciones fuertes y peligrosas.
La crisis ecuatoriana ofrece una oportunidad para que América Latina reflexione y actúe. Aprender de estos desafíos permitirá construir estrategias más efectivas y proteger la seguridad de la región. La colaboración entre países, el fortalecimiento institucional y la participación ciudadana son claves para afrontar estos complejos problemas de manera integral.