Después de 45 días de carrera electoral, a momentos convertida en campo de batalla, a llegado su fin; con cierres de campaña, recorridos y ofertas de última hora.
Empieza el tiempo para la reflexión y meditación, para que el pueblo decida y de una vez por todas encamine su futuro y el de sus familias a través del voto, tiempo para comparar y analizar todas las ofertas, aquellas reales y también las inalcanzables.
Atrás quedan los recuerdos y anécdotas de debates acalorados, discusiones sin fundamentos, caminatas interminables, entrega de camisetas, reuniones clandestinas, denuncias que nunca se concretaron, caravanas extensas, en fin tanto por contar y mucho por ocultar. El pueblo, nosotros, los mandantes, este domingo tenemos la oportunidad de siempre, la que muchas veces fue la correcta, la que algún día lleno nuestras expectativas, pero también la que en varias ocasiones nos defraudo, la que nos hizo ver a la política desde la vereda de al frente, la que ya no nos deja confiar en candidatos y ofrecimientos improvisados.
Este fin de semana se vivirá la fiesta democrática por la que todos los partidos y agrupaciones estaban esperando, la recta final ha llegado, mirar el reloj a cada instante contando los minutos y segundos para que marque las 5 de la tarde y empezar los festejos para a algunos, será una eternidad, a otros no les alcanzara el día para recorrer todos los recintos electorales, pidiendo aunque sea un solo voto, el de los indecisos.
Llega el domingo y empieza el ultimo “round“, tal vez el más importante y el que nadie quiere perder, aquí se verá la organización de todos los partidos políticos para velar y cuidar sus votos. Cuando las sirenas suenen indicando el fin de la jornada democrática, los delegados en las mesas electorales jugaran un papel importante, no solo el de cuidar cada una de las papeletas, sino el de respetar y garantizar la voluntad de la ciudadanía expresada en la urnas.
“La patria ya es de todos”, así que “sumate al cambio”, recuerda que “la experiencia vale”.
Ya todo está consumado, ahora solo resta esperar.
Artículo de Opinión de Jose E. Sislema Cabrera