En este pasaje, Jesús le dice a Marta, la hermana de Lázaro, que él es la resurrección y la vida. Esto significa que él tiene el poder de dar vida a los muertos, tanto física como espiritualmente.
La muerte física es una realidad que todos enfrentamos. Es algo que nos separa de nuestros seres queridos y de las cosas que amamos. Sin embargo, la muerte no es el final. Jesús prometió que aquellos que creen en él, incluso después de su muerte física, vivirán eternamente.
Esta promesa es una fuente de gran esperanza para nosotros. Nos da la certeza de que no estamos solos en el dolor de la pérdida. También nos da la esperanza de que algún día nos reuniremos con nuestros seres queridos que han fallecido.
La resurrección de Cristo es la garantía de esta promesa. Jesús mismo venció a la muerte y resucitó de los muertos. Esto demuestra que la muerte no es el final, sino que es solo un paso hacia una nueva vida.
Para aquellos que creen en Jesús, la resurrección es una realidad presente. Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón, nacemos de nuevo a una vida nueva en él. Esta nueva vida es eterna y no está sujeta a la muerte.
Así que, si estás enfrentando la muerte de un ser querido, no te desanimes. La resurrección de Cristo es una promesa de esperanza para ti. Jesús te da la certeza de que tu ser querido no está perdido para siempre. Él vivirá eternamente en la presencia de Dios.
Aquí hay algunas ideas para aplicar esta reflexión a tu vida:
- Recuerda que la muerte no es el final.Jesús ha vencido a la muerte y nos ha dado la esperanza de una nueva vida eterna.
- Confía en la promesa de la resurrección. Si crees en Jesús, puedes estar seguro de que tus seres queridos que han fallecido vivirán eternamente con él.
- Vive tu vida de acuerdo con la promesa de la resurrección. La resurrección de Cristo debe motivarnos a vivir una vida llena de amor, esperanza y fe.