Un culto religioso en Panamá torturó, asesinó y quemó a una mujer embarazada y seis niños en una fosa, según las autoridades de ese país. Hasta ahora 15 personas han sido rescatadas del perímetro donde la secta se reunía.
En una fosa común en un poblado indígena panameño encontraron los cuerpos de siete personas: una mujer embarazada y seis menores de edad. El crimen se atribuye a una secta religiosa que llevaba a familias a participar en sus ritos bajo el riesgo de ser maltratados e incluso asesinados. En medio de un acto religioso, miembros de la llamada “Iglesia de Dios” fueron capturados por las autoridades.
A más de 200 kilómetros de la Ciudad de Panamá, en una zona montañosa de la comarca indígena Ngäbe Buglé, está levantada una estructura rudimentaria. Un techo rojo se sostiene sobre palos y tiene a su alrededor paredes improvisadas de madera y hojas de plátano. Quince personas permanecen sometidas en el interior del lugar, son el blanco de un rito religioso que los llama a arrepentirse de sus pecados en nombre de la “Iglesia de Dios”, como se autodenomina la secta. Niños y mujeres embarazadas son atadas dentro del recinto. Al sitio llegaron engañados por una mujer que los buscó en su hogar. En medio del acto, y antes de consumarse un hecho trágico, funcionarios policiales irrumpen en el sitio.
La información se hizo viral en Panamá a través de las redes sociales y los principales medios de comunicación local: «Secta religiosa secuestra a 15 personas», rezaban los titulares. Sin embargo, días antes estas plataformas también hicieron eco de denuncias por parte de habitantes de la zona indígena.
Más de 300 personas habitan el lugar, pero de forma dispersa. La distancia entre viviendas puede ser de varios kilómetros. La voz de alerta desafió esas dificultades y frenó una tragedia que pudo ser de mayores proporciones y con un final distinto. Uno de los habitantes de El Terrón, como se conoce a esta comunidad, dijo al medio televisivo local Telemetro: “si la Policía no hubiese llegado nosotros íbamos a actuar a la manera nuestra, porque teníamos que dar el primer auxilio. No solamente iba a ser afectada una sola familia sino todos”.
La masacre de El Terrón
Dos días antes de la intervención policial, algunos habitantes del lugar se percataron de que los miembros de la secta transportaban en hamacas a personas. El hecho inusual lo observaron tras el indebido culto. Hasta ese momento, a la comunidad de El Terrón sólo le preocupaban los maltratos físicos que los fanáticos religiosos infligieron a algunos vecinos.
Luego de que las autoridades sorprendieron a la “Iglesia de Dios” con 15 personas maniatadas, aprehendieron a los responsables y realizaron un rápido empadronamiento de la población, además de un exhaustivo recorrido por la zona, que concluyó con el hallazgo de siete personas enterradas en una fosa común. “A dos kilómetros del templo había un cementerio con tierra que estaba removida, realizamos la excavación minuciosa y ubicamos todos los cuerpos en una misma fosa”, dijo el fiscal Rafael Baloyes, quien fue parte de la operación dentro de la comunidad indígena y escartó que haya más víctimas fatales en este caso.
Fuente: Telemetro.com